¿Cómo difundir el mensaje de la paz y el respeto en el hogar?
Cuando hablamos de paz muchas veces pensamos que es algo que ocurre fuera de casa, que se refiere a la ausencia de agresiones o a un estado de tranquilidad interior. Nos cuesta trabajo creer que la paz también es una forma de relacionarlos con las otras personas, y que nosotros mismos podemos aprender a construirla y a vivirla en nuestra familia. Hoy presentaremos algunas ideas que pueden ayudar a construir paz en nuestros hogares para que, como familia, podamos tener una sana convivencia.
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Asumir el conflicto como oportunidad:
Aprender a manejar los conflictos de manera positiva es una de las herramientas más importantes para la construcción de paz en casa. Los conflictos son parte de la vida cotidiana en nuestras familias, y es valioso saber que para desarrollar esta habilidad no necesitamos que nuestros hogares vivan libres de conflicto o en armonía perfecta. Para aprender a resolver conflictos necesitamos saber cómo reconocer nuestras propias emociones y dar el espacio para que los otros miembros de la familia también lo hagan. Necesitamos tratar de ponernos en los zapatos del otro y entender sus puntos de vista. Y necesitamos aprender a buscar soluciones en las que todos los miembros de la familia sientan que son reconocidos y que su voz es tenida en cuenta a la hora de proponer una solución.
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Generar diferentes opciones:
Otra de las habilidades que contribuye a construir una sana convivencia en casa es la generación de opciones. Esta se refiere a la capacidad de los miembros de nuestra familia para ser creativos y pensar en diferentes alternativas sobre: cómo resolver en problema, ayudar a alguien, tomar una decisión, etc. Al hacer preguntas como: ¿cómo crees que podríamos resolver este problema? ¿Qué ideas se te ocurren para que ayudemos a esta persona? ¿Cómo podrías actuar la próxima vez que te enfrentes a esa persona o situación?, estamos ayudando a nuestros hijos (y a nosotros mismos) a pensar en diferentes formas para actuar ante los retos de la vida cotidiana, lo cual hará que este proceso sea más sencillo.
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Hablar desde la propia experiencia y entender que todos nos enfrentamos a dificultades:
Muchas veces los problemas en casa surgen porque no entendemos bien lo que las otras personas de nuestra familia opinan o sienten. Una manera de ayudarle a nuestros hijos a entender la perspectiva de las otras personas es hablando desde nuestra propia experiencia. Contarles historias sobre dificultades que pudimos tener el pasado, o miedos que alguna vez sentimos, les ayuda a los niños a reconocer las emociones y pensamientos de las otras personas, y también a darse cuenta de que todos, incluso los padres, nos enfrentamos a situaciones que nos cuesta manejar.
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No tragar entero:
Otra de las herramientas que contribuye a la construcción de paz en los hogares es el pensamiento crítico. Muchas veces leemos información o nos cuentan cosas que asumimos que son verdad. No nos preguntamos de dónde viene la información o qué tanto refleja lo que las otras personas realmente pueden pensar o sentir frente a una situación. Cuando le hacemos preguntas a nuestros hijos tales como: ¿por qué crees que esta persona te dijo eso? ¿Estás seguro que las cosas pasaron así? ¿Qué crees que la otra persona estaba sintiendo cuando te contó esto? ¿crees que alguien más tendría otra explicación sobre lo que pasó?, les ayudamos a examinar los diferentes ángulos que tienen un problema o una situación y les permitimos entender mejor la motivación de las personas.
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Ser asertivo:
La asertividad es otra de las habilidades que podemos promover en nuestros hijos y en nosotros mismos para construir un ambiente pacífico en casa. Ser asertivo significa ser capaz de expresarse de una manera sana con el fin de defender nuestros derechos y los de los demás, sin usar la agresión. Es así que para ayudarles a nuestros hijos a ser asertivos podemos proponerles casos hipotéticos en los que se vulnera o se agrede a una persona, y preguntarles cuál sería la mejor manera de resolver esa situación. Podemos contarles que las respuestas que son más útiles son aquellas en las que somos firmes al expresar lo que sentimos o pensamos, pero que no utilizamos la agresión para lograr lo que buscamos.
Para contribuir a la construcción de paz desde nuestros hogares no necesitamos tomar cursos o ser expertos en el tema. La paz se construye en el día a día y en las relaciones que creamos con nuestros hijos y los miembros de la familia. Si reconocemos cómo nos sentimos nosotros y cómo se sienten los demás, si buscamos soluciones juntos o si pensamos en alternativas para enfrentar un problema como familia, podemos estar seguros de que estaremos construyendo paz.